El Santísimo Cristo de Burgos recorrió el pasado domingo las calles de su ciudad gracias al trabajo de una treintena de costaleros que, hombro a hombro, portaron con cariño la venerada imagen después de una intensa Cuaresma de ensayos.
La legendaria imagen del ‘Cristo de las Santas Gotas’ salió a la calle en la procesión más antigua de la ciudad. Desde la escalinata de acceso a la Iglesia de San Gil, el ‘Cristo de las Santas Gotas’ salió y regresó portado por los costaleros de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores.
Custodiada por la Iglesia de San Gil Abad, la imagen del Cristo de las Gotas destaca por la numerosísima cantidad de heridas que presenta. Todo el cuerpo; torso, brazos y piernas está salpicado de pequeñas laceraciones de las que manan gotas de sangre. Cuenta con corona de espinas y el paño de pureza es natural.
Los orígenes de la procesión del Santísimo Cristo de Burgos se remontan al año 1592, cuando la «Cofradía Noble de la Sangre de Cristo» sacaba a la calle cada Domingo de Ramos la reliquia de las milagrosas gotas de la sangre. Y es que, según cuenta la tradición, la venerada imagen sangró en 1366, cuando el convento Trinitario donde se veneraba se vino abajo. Una piedra golpeó la cabeza del Cristo y de la talla manó sangre, que se recogió en un sudario que se custodia en la iglesia de San Gil desde 1836.