La hasta ahora portavoz del Grupo Municipal Popular, Carolina Blasco, ha presentado este viernes su renuncia a la portavocía y al acta como concejal del Ayuntamiento de Burgos, si bien lo ha hecho después de que el PP la haya expulsado de la formación, por lo que continuará como concejal no adscrita hasta la próxima sesión plenaria que tomará cuenta de su renuncia.

Tal y como ha explicado Blasco, debe ser el Pleno municipal el que ampare su renuncia, bien en sesión ordinaria prevista para el viernes, 21 de abril, o en una sesión extraordinaria que podrían convocarse antes de esa fecha. Hasta entonces la edil continuará formando parte de la Corporación Municipal como no adscrita a pesar de que este no era su planteamiento inicial.

Y es que según ha explicado, el Partido Popular presentó ayer un escrito en el que confirmaba su expulsión del Grupo Municipal Popular, lo que obliga a Blasco a ejercer sus funciones como concejal no adscrita hasta el que Pleno avale su renuncia. En este sentido ha señalado que «no tenía conocimiento de este escrito» y que su intención era «consensuar» con el PP su salida.

«Me han llevado a la condición de no adscrita», ha insistido Blasco, que asegura que es «una situación complicada e innecesaria» porque se podría haber resuelto su salida de una forma «coherente y razonable». Así las cosas, Blasco tendrá derecho y obligación como no adscrita a participar en las Comisiones municipales, restando representación al PP. Su intención era «negociar» con el Grupo Municipal su sustitución en las comisiones para «dejarles todo el protagonismo en esta última fase de la legislatura». «Están echando piedras sobre su propio tejado», ha sentenciado.

Al mismo tiempo ha avanzado que también seguirá siendo presidenta del distrito Sur y acudirá a la reunión convocada el próximo lunes, y consejera de la Sociedad de Aguas, hasta que este organismo decida su sustitución.

Para Blasco el PP ha generado una «situación desagradable que no tiene ningún sentido y que se podía haber evitado». Tras manifestar que se siente «traicionada», ha advertido de que no tiene «ningún interés» en entrar en una guerra con los que hasta ahora han sido sus compañeros. «Voy a mantenerme en una posición de cordialidad», ha avanzado, al tiempo que ha insistido en que tienen «un objetivo común que es demostrar a la ciudad que el Gobierno de Daniel de la Rosa no es bueno para Burgos».

Su deseo es, según ha manifestado, «renunciar de forma definitiva al acta de concejal a la mayor brevedad posible» para «poder tener total libertad para tomar otras decisiones que son inmediatas».

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